2 Timoteo 1.7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

La cobardía es una reacción interior que nos paraliza y hace retroceder ante los desafíos de la vida. La cobardía es la enemiga principal de la fe, pues nos conduce a la duda e incredulidad. Nadie que pretenda avanzar en la vida y lograr sus metas puede vivir controlado por la cobardía. Ella es un freno para nuestro avance material y espiritual.

Como cristianos podemos aprender a tratar con este enemigo y vencerlo con el poder de Dios. Cuando la presencia poderosa del Espíritu Santo irrumpe en nuestras vidas la cobardía queda sepultada y la fe se aviva.
Debemos adiestrar nuestro ser interior a responder a la fe y a no darle lugar a la cobardía. Quizás tu característica natural sea la de responder con cobardía pero en este día tu conducta puede ser cambiada por una actitud positiva de fe en el Señor.

Los únicos que pueden ser cobardes son aquellos que viven lejos de Dios y de su Palabra, pero cuando alguien se atreve a caminar por la vida tomado de la mano del Señor, aunque vengan problemas desafiantes y gigantes, Su presencia fluirá en nosotros proveyendo la cuota de fe y valentía necesaria.

Decide en este día empezar a crecer en tu fe en Dios y verás como paulatinamente tu cobardía desaparecerá y sólo será un recuerdo del pasado.

Te entrego este sentimiento de cobardía oh Dios para que lo cambies por la fe que viene por el poder de tu Espíritu Santo y la autoridad de tu preciosa Palabra. Por Cristo nuestro Señor, amén.